martes, 16 de marzo de 2010
Cálido y frío.
Con vos comprobé que el amor y el odio realmente pueden ir de la mano. Hasta que llegaste a mi vida, no lo creía. Desconfiaba de la gente que lo afirmaba con ímpetu.
Te relato mi situación: es de noche, ya corren las tres de la madrugada de un día de Marzo. No puedo dormir, por eso escribo. Catarsis! Es todo lo que me hace falta. Escribir siempre fue mi as bajo la manga. Tuvimos una conversación esta mañana. Con mencionar mis últimas palabras es suficiente -"No estés mal"- te dije. Yo, que soy la típica consoladora de almas resentidas o en pena. La tuya tiene un mix de ambos sentimientos. Pero... ¿Qué más podría haber pasado sino que vos estuvieras con uno de tus ataques de ira?
Hoy, elegiste (porque vos mismo lo hacés) empezar tu día con el pie izquierdo. Estás situado en el lado negativo y bajo cero de tu bipolaridad. Tenés el poder de inclinar tanto la balanza que casi toca el suelo. Pero seguramente la próxima vez que nos veamos me saludes con un abrazo y me digas: -"Hermosa, te amo, que linda que estás hoy"- ¡Qué feliz que soy cuando hacés esas cosas! El problema es que al proyectarme una vida con vos (como suelo hacer de vez en cuando), visualizo tus metamorfosis y dificilmente creo que las soportaría. A veces no se si el problema lo tenés conmigo, con vos mismo o con el mundo. Pagaría por entrar en esa mente. Pero daría los millones que no tengo por estar en ese corazón.
Acabo de sacar la conclusión de que por dentro soy tan bipolar como vos. Pero con vos. Con nadie más que con vos. Me sacás de quicio y me enamorás. Me dan ganas de romperte la cara y después, de abrazarte. Quiero gritarte y luego hablarte de amor al oído. No se realmente que hacer con vos. No es que no tenga los ovarios para decirtelo pero tal vez me arrepienta.
Creo que tenés mucho que cambiar, por vos. Encontrar tu homeóstasis es tu prioridad. No son "el fin del mundo" las "pavadas" que a vos te pasan. Contribuyamos a solucionar los detalles. No busques la salida más fácil que es mandar todo a la mierda. Se que poseés la inteligencia. Se que te educaron bien.
Acá, tan cerca tuyo, como una hermana, tenés a alguien que te adora a pesar de esto que te critico y que quiere verte esa sonrisita más frecuentemente.
Mi vida, si vos y yo nos queremos y de una vez por todas nos sinceramos y ponemos todas las cartas sobre la mesa, todo va a estar bien.
Me despido esperando nunca cerrar este escrito; continuar diciendote, algún día, todo lo que siento en tu cara y que me escuchen tus oídos y que me miren tus ojos.
Creo creer que quiero con mi corazón ser tu mujer, tuya, tener hijos con vos, compartir una vida... pero habiendo transcurrido antes un camino. El camino de la armonía de nuestras almas y de la comprensión mutua. Yo te espero. No te preocupes.
Ese primer día, a las 3 de la tarde vi a un muchacho de espaldas adelante y un frío me recorrió las entrañas. -"Ese chico es mío"-
Muy sinceramente
Por Florencia Bark.
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